Un objetivo sin un plan es solo un deseo (Antoine de Saint-Exupéry)
28 AGOSTO 2014
Saint-Exupéry no era gestor de proyectos. Digamos que no entendía ni de los objetivos, ni de los planes. Pero sí que entendía -y mucho- de deseos. Así que tomaremos su palabra de experto en deseos para concentrarnos en la otra parte de su frase. ¿Cómo podemos evitar que nuestros objetivos se queden en esto, en «deseos», quizás incompletos? Planificando nuestra manera de alcanzarlos.
No importa cómo de ambicioso o de modesto sea el objetivo (aunque, a mayor ambición, mayor la dependencia de un buen plan). Tanto vale si es a largo, medio o corto plazo. Nada importa, si no hay un plan, porque aquello que no se planifica, difícilmente será logrado.
Hay un dicho en inglés, que me encanta: «You’re going nowhere fast». Vas muy rápido hacia ninguna parte. Muchas personas parecen querer aplicar este dicho como si de sabiduría popular se tratara, desistiendo de invertir tiempo antes de empezar a trabajar, de marcar los pasos a seguir, de anticiparse a los obstáculos y los riesgos, de prever los imprevistos (sí, los imprevistos se pueden prever, ¡incluso se pueden evitar!). Y justamente aquí está la clave, en esta inversión de tiempo inicial. La mayoría, seamos honestos, prefiere «planificar sobre la marcha» (curioso eufemismo de la improvisación), quizás creyendo que invertir tiempo a planificar en realidad es una pérdida de tiempo.
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